Estación 1901: Gracias por nada

No me quiero quedar detrás del editorial del Tío Memorias de la semana pasada, sin dejar de destacar línea por línea lo escrito, pero siento que también tengo el derecho y la necesidad de descargar mi sentir respecto a una nueva perla de C. Cueva.

Y no soy de aquellos que salen a decir “te lo advertí” o “se los dije” pero puede que caiga en evidencia, porque lo comenté en un anterior post que redacté a propósito de su contratación y ratifico lo dicho esa vez, no estoy de acuerdo y el tiempo (y acciones) me dieron la razón.

¿Cuántas veces más oiremos de labios de Christian Cueva la palabra “perdón”? La verdad es que aburre ese sentimiento que desprende de él que no es genuino y solo pretende burlarse de quienes siguen su carrera o siguen de cerca al club. El hoy pelotero trató de limpiar su imagen amparado un medio de comunicación que siempre lo mimó y que ahora, su rol de fiscalizador queda como un show más entre ambos y donde hasta la prensa de espectáculos terminó por enmendar la plana a cierto magazine de amigos que “solo hablan de fútbol”.

Pero bueno, eso es secundario. Alianza o el Fondo Blanquiazul invirtió mucho dinero por un intrascendente, cuya nulidad no es de ahora, sino que a nivel de clubes viene desde hace varias temporadas, pero parece que a él le resbala. Alianza implementó el “Reto Cueva” que solo fue cumplido por los hinchas, pero el real protagonista fue incapaz de asumir eso, ni el mínimo esfuerzo desplegó y ahora pide disculpas.

“Perdón” por una inconducta más y que ya son varias. “Perdón” pidió cuando fue ampayado miccionando en la vía pública, perdón pide el que se va de viaje y está inubicable para su club cuando la realidad es que mientras se le buscaba, tragos van y tragos vienen. Y sabe que el club no lo va a botar porque de ser así, debería recibir una jugosa indemnización. Se las sabe todas. Alianza lo mantendrá hasta agosto y ojalá, hasta ahí y nunca más con él. Tenía una corazonada que tanta inversión iba a ser en vano, que la campaña publicitaria solo levantaría a los Íntimos más no motivaría al jugador, tanta palabra y beso al escudo la noche de su presentación terminó por ser un saludo a la bandera y nada más. ¿Qué cosa tendrá Cueva que permitió a Salas elegirlo a él en lugar de darle minutos a Lavandeira? En cuatro meses fue incapaz de ponerse en forma y el tan mentado refuerzo para la Copa Libertadores fue un fantasma, un espacio vacío dentro del terreno de juego.

Cueva no es indispensable, pero él se lo creyó. El éxito de la Selección en el proceso al 2018 y en casi éxito para 2022 le hicieron creer algo que no es. Se irá de Matute (espero) en agosto con más críticas que minutos jugados, con más manos a la cabeza que talento desplegado. Quizás su estado de cuenta crezca pero el cariño del hincha estará al debe. Se irá nuevamente por la puerta de atrás como pasó en Krasnodar, en Santos, en Yeni Malatyaspor, de Pachuca y del Al Fateh. Y eso que no contamos cuando fue echado de la San Martín en 2008 por desaparecer de los entrenamientos y aparecer en Huamacucho jugando un torneo de fútbol con su familia cuyo premio era una vaca. Y añadir que fue echado de la Universidad César Vallejo en 2012 por indisciplina. Se convirtió en un mimado por Ricardo Gareca y el respaldo del entrenador lo calmó pero el alma de pelotero nunca lo abandonó.

No creo que su “perdón”. Ojalá llegue pronto el final de su vinculo y nunca más con él. No me interesa si de aquí hasta su partida juega partidos a 10 puntos y anota 300 goles, hay un daño que está hecho y la imagen de un club mermada. Y que los caprichosos que insistieron con su llegada (saben quiénes son) pongan el pecho y asuman su responsabilidad, porque con su “inversión” se podría haber apostado por un jugador con mayor compromiso y menos romance con la noche y la parranda.

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