Llegaba la final nacional definitiva y, con un marco espectacular en nuestra casa, la cALdera de Matute, recibíamos a nuestro clásico rival por última vez en el año que, siendo muy superior a nosotros en la llave de ida y vuelta, consiguió su título N°27 con justicia al vencernos por 0 – 2 en este segundo compromiso.

Después de la última fecha del Clausura la ansiedad invadió a todos quienes somos hinchas de Alianza. Algo de impaciencia y el querer que llegue ya el partido se hicieron dueños de todas nuestras emociones, más aún sabiendo que tendríamos en frente al rival de toda la vida.

Acabó la fecha 19 del Torneo Clausura y, con ello, también la fase regular del campeonato nacional. Alianza Lima visitaba Cusco por tercera vez en el año, esta vez para medirse ante Deportivo Garcilaso al cual venció por la mínima diferencia con gol de «el pirata» Barcos.

Tuvieron que pasar 18 días desde el último partido de, por este mes, la blanquimorada para que la podamos ver nuevamente en acción. Luego del histórico triunfo en Juliaca tocaba volver a nuestra casa, la cALdera de Matute, que armó una fiesta como siempre para los bicampeones que enfrentaron a los que esta temporada son la sorpresa, me refiero al ADT dirigido por Franco Navarro, equipo con el que empatamos con un marcador de 0 – 0 dejando una total decepción entre todos los hinchas por la forma en que se jugó y porque podíamos ser punteros por un momento y así tirarle toda la presión al compadre que en la noche empató de visita ante Cusco FC 1 – 1, a Sporting Cristal que visitaría también Cusco, pero para enfrentar a Cienciano, y a Melgar que descansaba; sin embargo, no fue así lamentablemente. Los jugadores están muy en deuda con nosotros…

Cuando me dijeron que esta semana escribiría específicamente sobre el partido del jueves por la noche contra Melgar, no tenía otra opción en mi cabeza que no sea la de hacerlo con una sonrisa en el rostro luego de haber terminado a las 5 a.m. en LEDLA y con los 3 puntos que nos colocarían por encima de los rojinegros en la tabla del torneo Clausura, sin embargo lo que pasó anoche, no fue más que un punto que dejó una sensación de frustración, rabia, enojo, no sé ni cómo llamarlo; y aun así, aquí estoy, con una taza de café y la gloriosa blanquiazul bien puesta en el pecho para recordarme que si este amor no nace de copas ni muere en derrotas, peor va a ser en empates.