Territorios Íntimos: La breve historia de Charly

*FOTO REFERENCIAL

“-Escribano, ¿qué es Racing para usted?

 -Bueno, una pasión, querido.

 -Aunque hace nueve años que no sale campeón…

-Bueh, una pasión es una pasión…

– ¿Te das cuenta, Benjamín?”

“¡No sabes lo que era! Se juntaba todito su cono antes de salir cuando jugaban. Camisetas de ese color por todos lados, trapos regalados por montones. A mí me llegaba al pincho ver todo eso en mi barrio, pero por desgracia algunos de esos huevones, aunque gallinazas, eran patas míos y crecí con ellos, así que lo mejor era no chocar…aun”.

Más o menos así comenzaba la narración del Charly un sábado de cervezas luego de ir a Matute. Su historia definía claramente lo que es ser un grone desde chibolo con convicciones férreas.

El Charly es un buen tipo, gran amigo, pero sobre todo es aliancista en un estado inalterable, de esos que no necesitan volverse loco porque la locura la llevan dentro, pero que en realidad no es locura porque no pierde la compostura en la tribuna, pero de que la ha vivido la ha vivido. Creció en un barrio donde predominaba la hinchada rival, sobre todo en los años 90, cuando aun todos los de esta generación éramos escolares, y su entorno barrial, en especial muchos de sus patas, eran emplumados.

“¡No sabes cómo me lo pedían!”, continúa hablando entre risas, “me veían pasar y un causa me ponía su camiseta encima y me metía una entrada al bolsillo. Yo le devolvía sus huevadas,  y le decía que no, que yo soy aliancista y que se deje de joder. Lo mismo se repetía cada vez que se juntaban para ir a sus partidos  y yo pasaba por el barrio. ‘Pídeme lo que quieras, a ver, ¿qué quieres? ¿fotos con jugadores? ¿sus camisetas? Te las consigo, hermano, pero baja con nosotros a norte’, alucina…eso me decían.”

Parece que a sus patas les ardía en el culo que su barrio no fuera 100% territorio suyo, que, aunque pocos, habían quienes les decían tranquilamente “no, ‘mano, gracias, YO SOY ALIANZA”. Y aquí hay algo que yo no comprendo, esa arrogante falta de respeto no hacía quien tú quieres “voltear”, si no de aquel que lo permite. Nada peor que traicionarse a uno mismo. Yo crecí escuchando aquello de que una persona puede cambiar de pareja, de nacionalidad, de empleo, de credo, de tendencia política, pero jamás de equipo. Y mientras escribo esto, en mi cabeza da vueltas la memorable escena de la extraordinaria película “El secreto de sus ojos” entre Pablo Sandoval, Benjamín Espósito y el escribano Andretta acerca de lo que es la pasión y que he citado como encabezado de este post.

Suelo preguntarle a la gente cómo se hicieron aliancistas. Cada historia es para mí como la pieza de un rompecabezas gigantesco, de esos que te muestran un paisaje hermoso. Un rompecabezas llamado Alianza Lima. Hay historias simpáticas, otras muy emotivas (esas suelen ser las de padres e hijos), pero todas me dejan algo bueno, y cuando me pongo a pensar en Alianza saltan en la memoria. O tal vez habría que preguntarles ¿por qué aun Alianza? ¿Por qué, a pesar de todo, Alianza? Y les digo sin temor a equivocarme que yo, si puedo, a un niño lo hago grone. Pero a un grande, no. Hasta desconfiaría de alguien que lo haga (y aquí vuelvo a recordar eso de que no se cambia nunca de equipo). Si a mí me dicen que fulano era de otro equipo y se hizo aliancista no podría mirarlo así nomás. SPara mí, simplemente no se cambia la pasión, ese sentimiento, esos recuerdos buenos y malos, recuerdos hermosos y recuerdos de mierda, no, no los cambio. Por nada cambio a la gente que me dio Alianza, por nada cambio el haber abrazado a mi hijo gritando los goles en el cemento de  Matute.

Hay demasiada responsabilidad con uno mismo como para jugar con la camiseta que uno ama por encima de muchas cosas. El fútbol será un juego, pero ser hincha para mí es cosa seria y no se diga más.

Soy un convencido que las satisfacciones siempre serán mayores, de lo contrario, el buen Charly hace rato hubiese cambiado de colores. Y si no lo hizo, a pesar de todo, es por algo que vale la pena compartir.

Yo sé que vale la pena, carajo.

Arriba Alianza Lima, carajo.

Por: Metalgrone

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