Ya no es anecdótico ni “cosas del fútbol”. En realidad, si ha generado más de un fastidio el hecho que se suspenda el partido de Alianza Lima contra la Universidad César Vallejo y no por factores que puedan vincular a la seguridad del hincha, del cuerpo arbitral o del equipo visitante: Sino porque la Federación Peruana de Fútbol mantiene su posición errada y solo perjudica el real desarrollo de la liga peruana.
Hace dos semanas se jugó el, hasta ahora, único partido de local en la temporada. Fue victoria ante Sport Boys y si bien el coloso victoriano estuvo lleno y se sacó los tres puntos, mucha gente no pudo ver ni escuchar las incidencias del partido. Si, en pleno año 2023, en tiempos de un boom en lo que es telecomunicaciones, mucha gente se quedó con las ganas de ver a su equipo desde la comodidad de su hogar, todo por una posición indolente de la Federación.
Me ha tocado leer en redes incluso que mucha gente se ha visto dañada en su aspecto emocional por la suspensión del partido. Y la verdad es que muchos hinchas toman ir al estadio ubicado en Matute como una terapia, como un modo para ir, relajarse y ver fútbol. Pero lamentablemente, desde la FPF no tienen esa visión y, de manera equivocada, creen que tienen la razón y que su manejo del torneo es el apropiado.
No tengo un pleno conocimiento acerca del tema de los derechos televisivos. Solo sé que Alianza tiene un contrato vigente con el Consorcio y que lo va a respetar a ojo cerrado, caso contrario, se vendría el pago de una indemnización con una cifra más que importante y, no olvidemos, Alianza es un club concursado y gastos fuertes no puede hacer.
Pero parece que a la Federación Peruana de Fútbol, la situación contractual de los equipos que tienen contrato vigente con el consorcio no le importa. A toda costa busca imponer sus propios derechos e incluso, modificar las bases del torneo en plena competencia, algo totalmente absurdo y grotesco para una gestión que se vende como la mejor gestión de las últimas dos décadas.
¿El afectado? El hincha, el que paga su entrada para ver al equipo de sus amores y no lo hace porque el ente organizador juega su propio partido. Afectada también la imagen del fútbol peruano a nivel internacional porque vamos más partidos suspendidos que partidos disputados y mientras la situación se hace más delicada, parece que con Agustín Lozano no es y que el fútbol se siga manejando bajo sus triquiñuelas.
Lamento no hablar de Alianza en el post de este martes. Pero no puedo ser ajeno a ese malestar generado solamente por una FPF que no da su brazo a torcer y solo complica más las cosas. ¿Crecimiento? Palabra al viento cuando es más que evidente, el interés propio de una entidad que ha partido el sentido de legitimidad.
Hasta la próxima parada.
Por: Daniel ‘Negro Jefe’ Brown