Confirmado el partido con UTC de Cajamarca para este domingo, y sin ninguna amenaza visible del revendedor de entradas con respecto a una posible postergación, procedo a emocionarme por la inminente llegada de Christian Cueva a Alianza Lima. Se trata de otro hito en la gestión de José Antonio Bellina, noticia no solo para los aliancistas, sino también para quienes siguen la trayectoria de este talentoso de la pelota.
Debo confesar que me sumé al #cuevismo recientemente, pero que siempre me enseñaron a apreciar la calidad futbolística que Aladino ha desplegado de la mano de Ricardo Gareca en la selección. Si algo ha demostrado es que responde a quienes le dan confianza, y por eso estoy convencida que la fe de toda la comunidad blanquiazul le dará un extra de punche a su rendimiento.
El anuncio ha sido después de una larga lista de rumores y varias semanas de espera, porque ya a inicios de años su llegada al club era, más que un deseo, un chisme no confirmado. Las intenciones de la Gerencia Deportiva eran claras y por eso, entre coqueteo y coqueteo, no sorprendía verlo pichanguear en canchas peruanas con regularidad. No ha sido hasta hoy, que la cuenta oficial de Alianza Lima publicó un afiche con una lámpara mágica y las sagradas notas del “Cervecero” de Armonía 10, que me he permitido comentar sobre el tema con la seguridad que además me da el que ‘Cuevita’ es hincha grone hasta las venas.
Me alegra que se (re)incorpore al equipo en estos momentos de su carrera. Su madurez profesional le permite ser cada vez más auténtico a su personalidad y a la vez ser consciente de sus limitaciones y de las consecuencias de una desconexión con la realidad.
Ha convivido con la frustración entera de un país, hecho que quiero resaltar como positivo porque le ha permitido experimentar en carne propia lo que es estar un día con el ego por las nubes y al otro, a punto de enterrar la cabeza en el subsuelo empujado por la cruel opinión pública. Imponerse ante la derrota es una virtud que ha nutrido su humildad y el arraigo que tiene hacia su pasado. Prueba de ello es que durante sus últimos viajes a Perú nunca ha perdido la oportunidad de regresar a su natal Huamachuco, quizás para recordar hacia dónde está yendo viendo desde donde partió. No me preocupa entonces que se sume a este grupo humano, liderado por la capitanía sólida de Ballón, por un histórico del aliancismo como nuestro propio DT, y por quien se ha convertido en un referente de peso como Hernán Barcos. Aportará experiencia a los más jóvenes, buen humor definitivamente, y sobre todo, la calidad con la que se le conoce tanto dentro de estas tierras como afuera.
Por: Lucía ‘Luchita’ Calderon