Turista en Matute: Seguros hacia el Tri

Que rico se celebró el domingo. Ahora nos toca lo que todo campeón debe hacer después de la euforia: un espacio para visibilizar logros, replantear objetivos, organizar ideas y sobre todo, analizar deudas. Por eso, esta columna la escribiré lejos de la emoción.

Primero. Más que hablar de nuestros futbolistas, me gustaría reconocer lo importante de contar con Chicho Salas y su comando técnico 100% peruano durante esta primera fase del campeonato. Con toda la presión que tuvo encima, pese a los números que lo favorecen, llegó a buen puerto antes de tiempo y nos consiguió uno de los objetivos de mitad de año. Ahora falta que, aunque resulte difícil, nos mantenga vivos en la Libertadores, o, más sencillo, nos consiga un cupo para la Sudamericana.

Aprovecho este punto para mencionar lo que ha representado la salud mental dentro de nuestro grupo. El departamento de psicología de Alianza Lima, liderado por Daniela D’Acunha Maggi, logró elevar la mentalidad del equipo pese a la presión de la Federación Peruana de Fútbol, y de la cobertura mezquina de un sector de la prensa, que buscó exprimir al máximo los rumores dentro del club. Su trabajo y el impacto de este se hace evidente cuando la vemos en el túnel del Estadio, acompañando la salida de los jugadores al campo de juego, repartiendo abrazos y compañerismo, o cuando la vemos sonreír en la fotografía del plantel en camerinos. Es importante aplaudir su trabajo, y lo quiero repetir una vez más, porque creo que la salud mental en equipos que están acostumbrados a luchar campeonatos es un factor que puede ser decisivo en instancias finales. El que quiere ser campeón tiene que creerlo. Para eso tiene que aprender a confiar en su talento, en las habilidades de sus compañeros y en la capacidad de análisis de su comando técnico. Y eso es un desafío para cualquier futbolista peruano, constantemente expuesto a las críticas de pseudoperiodistas y tuiteros, a los cuestionamientos de los hinchas sin fe y a la banca.

Segundo.  El apertura todavía no acaba para nosotros. Sí, el domingo celebramos el primer título del año, pero aún nos quedan dos partidos para aumentar la diferencia de goles en el acumulado. No podemos ser conformistas, menos teniendo en cuenta que se viene la implementación exprés del VAR. Y que tenemos de enemigo a la institución que puede sancionar a nuestros futbolistas, y ya lo ha venido haciendo. Mientras tanto, le concede a otros la licencia de decirle “Hijo de puta” al árbitro en televisión nacional. Los puntos hay que asegurarlos ahora, que estamos punteros y con el ánimo a tope, con fortaleza para ejercer presión.

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