P(AL)abra Dominic(AL): No sé cómo soy hincha de Alianza Lima

No tengo un recuerdo claro de cómo me hice hincha de Alianza Lima, simplemente supe que lo era. Sin embargo, voy a tratar en estos párrafos de contar un poco mi proceso de cómo empecé a ser una hincha consecuente con el club de mis amores.  

Estudié la primaria y secundaria en un colegio de solo mujeres y si no me falla la memoria, ninguna compañera me preguntó con qué equipo de fútbol peruano me identificaba. Eso cambió cuando entré a la universidad, esa pregunta era más que fija. Después de responder venía la repregunta de ‘¿cómo te hiciste hincha?’ y siempre safaba contando una historia nueva dependiendo de la persona que me preguntara. La verdad es que no la tengo.

Mi familia no es futbolera, es más, he intentado convencer a mi mamá de ir al estadio juntas y le aterra la idea, no es lo suyo. Entonces, no sé cómo empecé a identificarme con Alianza. Para mí es algo que naturalmente forma parte de mí, como tu apellido. 

Pisé Matute por primera vez en el 2017, cuando tenía 25 años. Fui a un palco que estaba cerca a la tribuna sur. Y esto sí lo recuerdo clarísimo: quedé sorprendida por cómo cantaban en esa zona, no dejaron de alentar los 90 minutos del partido. Ese día Alianza ganó y yo solo me aprendí una barra: corazón Alianza Lima, corazón para ganar, a la victoria volveremos para verte campeonar (leíste esto cantando ¿verdad?) A la salida del estadio le dije a la persona con la que fui que la próxima vez que vaya tenía que ir a esa tribuna porque encontré la nuestra un poco aburrida. 

Después de esa única vez, no volví sino hasta el 2021, el segundo año de la pandemia. En ese contexto complicado logré conseguir entradas para la final con Cristal. El aforo era limitado y si nos ceñimos a lo que es ‘justo’ quizás debió ir un hincha más consecuente con el club, pero para mí ambos partidos fueron un punto de quiebre en mi modo de vivir mi hinchaje por Alianza Lima. Desde entonces me hice íntima, compré abono Libertadores, abono clausura y este 2023 tengo abono anual. Todos en sur, en la tribuna donde aprendí el que hasta ahora es mi cántico favorito: cuando yo me muera yo quiero que mi cajón sea azul y blanco como mi corazón. Cada vez que la canto me imagino un cajón blanquiazul y digo: de todas maneras me encargo que sea así. 

Acompañar al equipo cuando viaja es una de mis metas este año. Espero hacerlo pronto. Claro, comprar abonos es una parte importante pero que para mí no define tu hinchaje. Creería que es ir más allá, es conocer la historia del club, respetarlo, pedir a sus autoridades un manejo responsable del mismo y, sobre todo, pedir respeto para los hinchas cuando son maltratados. Tú y yo sabemos por parte de quién. 

Puedo confesar, además, que entiendo poco de fútbol. Pido ayuda a mis amigos para que me expliquen jugadas polémicas que no entiendo, me gusta escuchar a los hinchas que están alrededor y que tienen un análisis sesudo del partido en el momento. Es divertido y así he ido aprendiendo. Ir a Matute me hincha el corazón. 

Si alguna vez viste Modern Family, hay una escena donde Gloria (Sofia Vergara) dice que no tiene una historia de la pedida de mano con Jay (Ed O’ Neill) y lo que sucede después -alerta spoiler- es que recrea una escena perfecta. Yo hago lo mismo con un recuerdo muy vago que tengo de mi niñez. Cuento esta historia: cuando era niña, un tío político me regaló un conjunto plomo con azul. Era un dvd y un short. En el polo estaba el escudo de Alianza Lima, el club más grande de Perú y así, sin más, me hice hincha. 

No sé si lo estoy haciendo bien, solo sé que lo estoy haciendo, y estoy tratando que más personas a mi alrededor también se animen a ir a ver a Alianza. Como dice uno de los cánticos de la barra: es un sentimiento que no tiene explicación. Y lo creo. 

Por: Laura Amasifuen (@Tartalora)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *