P(AL)abra Dominic(AL): La ruta del hincha aliancista

Todo el mundo dice que los viajes son un ejercicio que cura un poco el alma, que libera y que nos reconecta con nosotros mismos. Viajes que pueden ser tan diversos como la cantidad de destinos que tenemos a mano, algunos a pocas horas de nuestras casas, otros tantos a miles de kilómetros incluso atravesando océanos enteros. Viajes que pueden ser tan distintos, incluso, regresando a un mismo destino una y otra vez. Como se dice, nos vamos siendo una persona y volvemos siendo otra, magia de por medio. 

Para tener un gran viaje empezamos a investigar sobre rutas, medios de transporte, hospedajes, lugares por visitar, personas conocidas en el destino, etc., y así, buscando tener una travesía exitosa, vamos construyendo nuestro propio rompecabezas. Y claro, hasta ahora no estoy descubriendo nada, pero te traigo hasta aquí para ponerte en el escenario de hacer girar todo lo anterior alrededor de un elemento único: un partido de fútbol.

Viajar por fútbol es saber que tu ansiedad será el doble, pero con una recompensa de altísimo calibre: la gran satisfacción de alentar siendo visitante. Viajar por fútbol es entender que, quizás, lo turístico puede esperar, pero no así un banderazo o una previa. Viajar por fútbol es convertirte en mucho más solidario de lo que ya eres, es descubrir que donde come uno, pueden comer dos o tres, es saber que ese bocado que decides invitar quizás sea lo único que un compañero de ruta tenga en el día y es porque el que viaja por fútbol primero quiere y luego descubre si puede, y casi siempre sí.

Quizás ahora entonces, podemos ir dimensionando lo que significa hacer todo lo anterior por Alianza, aventurarse muchas veces por una ruta en solitario, pero siempre con destino multitudinario porque si hay alguna canción aliancista que nunca falla es el “y no estoy sólo, quiero que escuches mi voz” juguemos donde juguemos. Así ha sido siempre y así seguirá siendo, no importa dónde.

Y es que el hincha aliancista es así, puede parecer que deambula pero te aseguro que no está perdido, está construyendo su propia ruta antes de la felicidad comunal: compartir con sus iguales la alegría de alentar.

Viaja, hazlo por la blanquiazul, pero sobre todo hazlo por ti porque, como pusimos en el inicio de este texto, viajar cura un poco el alma, pero en el caso de Alianza, también el corazón.

¡Arriba Alianza!

Por: Edward Apaza (@edwarapaza)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *