P(AL)abra Dominc(AL): AL Cielo

– ¡Se cayó el avión papá!

Se cayó con Caico y Escobar adentro, lo acaba de decir Pocho en la radio.
– Hay que esperar cholo, todavía es muy temprano, ahora más tarde vamos a saber que pasó de verdad.
– No pa, dicen en la radio que se murieron todos, que…
– Silencio, no se habla más de esto hasta que salgas del colegio.

A finales de los ochentas era imposible no quedarse callado ante esa orden. Llegué al colegio masticando mi bronca y al primero que me crucé fue a Sergio Kostenetsky (quien desde hace unos años acompaña en el cielo a Pacho Bustamente y compañia). Le pregunté si sabía algo, el era recontra Aliancista y su familia también, estaba confundido igual que yo, desconcertado, con miedo. No tengo casi memoria de las clases ese día y la señora del kiosko no quiso poner Ovación en el recreo.
Llegó mi viejo y en su abrazo supe que la noticia era confirmada, habíamos perdido un equipo, nuestro equipo, Alianza Corazón ¿Cómo estaría mi tío Chalo?

Pasaron unos días y fuimos al estadio, la tristeza la siento hasta hoy mientras escribo esto, fue conmovedor lo de la gente gritando ¡Presente! después de cada nombre. Tengo guardadas la entrada y el papelito con los nombres, ese que repartieron para gritar a nuestros muertos.

Jugaron Cubillas, Velasquez y Cueto, estaban mi tío Jaime y Franco, Cucurucho (Q.E.P.D.) y los hermanos La Rosa.

Esa noche entendí la muerte, descubrí que nunca más vería a Caico, que ya no me pararía de mi asiento para ver a Pechito salir jugando, que Escobar y Tomasini no nos llevarían nunca a un mundial y también escuché atento a Chalo decirme “muere el que es olvidado, ellos nunca lo serán”.

Se jugó frente a Independiente de Avellaneda con Bochini y Marangoni pero el partido fue una anécdota. No me acuerdo el resultado, me costó mucho volver a Matute, me frustré y me alejé.

Se armó un “nuevo” equipo, el regreso de Cubillas, Cueto y varios más, los hermanos del Colo Colo nos prestaron 4 jugadores, no era lo mismo.

Al tiempo volví, ya en secundaria aparecerían los nuevos potrillos, Jayo, Kanko, Marco Valencia, Muchotrigo y otros, regresé al estadio, entendí que los íntimos de la Victoria son inmortales y grite siempre ¡Arriba Alianza!

Pasaron casi 40 años y hasta ahora se habla de ese gran equipo, muchos incluso creen que la sequía de triunfos Peruanos se debe a esa generación perdida.De la victoria a la gloria, ese 8 de diciembre no perdió Alianza, perdió el Perú. 

Por: Ernesto Carpio-Tirado «Mago Plomo» (@plomomagic)

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